Yo no uso WhatsApp y no lo tengo y no lo quiero

Me comentaba hace unos días una persona que había intentado enviarme un WhatsApp, pero no habido podido. En realidad, este comentario ya me lo han hecho decenas de veces, y la respuesta es mi fácil. No han podido enviarme WhatsApp porque yo no tengo WhatsApp, nunca he tenido WhatsApp nunca he enviado un mensaje por WhatsApp, no quiero WhatsApp y me importa una mierda el WhatsApp o su primo o su hermano o lo que sea.

Me han comentado tantas veces lo de WhatsApp que hoy os escribo un artículo explicando lo que pienso de esta mierda.

"Inventos como WhatsApp es para obtener datos personales y privados"

WhatsApp es una aplicación de mensajería instantánea de chat para teléfonos móviles de última generación, y gratuita, que la compró Facebook el 19 de febrero de 2014 por USD 19 000 millones, según dice la Comisión del Mercado de Valores estadounidense (SEC).

Según WhatsApp, su versión oficial es que nadie puede descifrar ni leer los mensajes, ni ellos ni terceros. WhatsApp también dicen que no genera beneficios. No gana dinero. Es gratis. ¡A ver si yo me entero!... es gratis, WhatsApp no gana dinero, todos los mensajes son privados y confidenciales, no te leen, no graban las conversaciones, no ven mensajes, no los almacenan, no pueden ver tus fotos, es propiedad de Facebook, y no hay ningún secreto.

Por lo tanto, supongo entonces que WhatsApp existe y funciona por el amor a la humanidad, porque también están enamorados de todos vosotros o vosotras, y son un ong de voluntarios para que tú, ¡sí! ¡sí! ¡sí! ¡tú!,, puedas estar trabajando, enviando, negociando, pactando, conversando, y vivas en un paraíso precioso con el cielo azul y los pajaritos volando y rodeados de margaritas y flores y ciervos que te sonríen. ¡Qué tierno! ¡Qué romántico! Estoy que no sé si lloro de emoción o porque se me ha metido un mosquito en el ojo. ¡Me cago en la ostía puta de la gente! ¡Se lo creen todo!

La gente lo escribe todo. En WhatsApp está toda su intimidad, su número de teléfono personal, nombres, direcciones, lugares, costumbres, aficiones, opiniones, debates, planes, fotos, vídeos, las conversaciones con amigos y amigos, con la pareja, con los hijos, conversaciones de negocio, y mil cosas más. Es explicar toda tu vida y tu intimidad, la de tus seres queridos, tus amigos e incluso la de personas desconocidas, a no sé sabe quién. La sociedad no es consciente de toda la información que está transmitiendo se sube y se almacena a un mundo virtual, porque si ves ese mensaje cinco horas después significa que en algún lugar se ha almacenado. ¡Es pura lógica!

¡Y todo gratis, con WhatsApp perdiendo dinero, sin cobrar ni un céntimo, y sin quedarse la información! Yo creo que la humanidad está en retroceso. No somos homo sapiens. Somos neandertales que nos cargamos hace treinta mil años al sapiens a garrotazos, y como el nombre de neandertal suena horrible, como un insulto, disimularon y se quedaron con el sapiens, pero de sapiens no tiene nada nuestra especie. En todo caso, sería homo tontiens o homo subnormaliens.

En economía, hay un valor que se llama el conjunto de datos. Se trata de recopilar el máximo de datos posibles, con múltiples finalidades. Uno de estos usos en el mercado de la economía es vender los datos en packs, que son tratados por empresas de marketing, estudios, y muchas otras ramas, para después vender estos datos a otras empresas y poder ajustar sus campañas o productos al interés de su público. Hoy en día, con todos los millones de información por segundo, ya lo hacen hasta por municipios y calles. A esto añado que WhatsApp es propiedad de Facebook, y que yo sepa, no se dedican a la caridad.

Además de este uso de la información, se emplea para muchas otras finalidades. La gente no piensa que el uso de toda la información puede que no sea sólo comercial, para el supermercado que te vende pollos. También puede ser de uso policial, político e incluso militar. Tú vivirás muy bien en tu casa sentado en el sofá, pero hay gente que vive en guerras, o bajo dominios de dictaduras, comunismos o autoritarimos, y las democracias ya hemos visto que con la vulgar excusa de una pandemia se han mostrado débiles y moribundas.

Puedo entender que hay gente que le da igual que le espíen o le vean o se guarden sus datos, porque hay gente para todos los gustos. Hay gente que incluso esta estupidez les gusta, pero lo peor son esos padres que ponen la información de sus hijos y niños o de terceras personas por WhatsApp, y explican cosas o ponen fotos que son privadas, íntimas y confidenciales, y que condenan la intimidad de sus hijos para siempre. Supongo que escriben a la otra persona que no se lo explique a nadie, ¡¡¡y lo pone en WhatsApp!!! ¡¡¡Hay que joderse!!! Eso es aberrante.

"La gente abusa del WhatsApp con tonterías y estupideces"

La segunda razón es que me ha dado cuenta que la gente abusa del WhatsApp. Se pasan todo el día atados al móvil, escribiendo a toda velocidad cualquier tontería que se les pasa por la cabeza, que si tienen sueño, que se están tomando un café con leche, que si ha oído tal cosa o le han dicho tal otra, y mil tonterías que yo les respondería que a mí que coño me importa su tontería.

Las personas que me conocen me han comentado muchas veces que por WhatsApp la gente te hace perder el tiempo tontamente. Preguntan que si tal cosa, que si tal otra, que ellos han oído o que han visto o que han leído o que les dicho, o si se puede tal historia o tal otra, y me comentan con resignación que al final hacen como hago yo, que es verdad que mi sistema es el mejor, que es llamar por teléfono y decir quieres o no quieres, y ya está, a tomar por el culo. Es mucho más rápido, eficaz y no se pierde el tiempo escribiendo un montón de mensajes sin llegar a ninguna conclusión.

En una línea similar, me refiero con lo de perder el tiempo tontamente, estarían los amigos que no paran de preguntarte, que dónde estás, qué ropa te has puesto, qué estás haciendo, con quién has quedado, con quién has hablado, etc. Esto no son amigos. Parecen la abuela chafardera del barrio o un control de padres tarados. Hay interrogatorios de la policia o de jueces que son mucho más agradables que las malditas preguntas de los amigos entrometidos y chafarderos.

También me han explicado que, con estas cosas de los grupos, te pueden agregar a un grupo sin pedirte permiso, y de repente la gente se encuentra dentro de un grupo que no quieren y no les gusta. ¡Esa gilipollez me parece increíble! Me cuesta un montón creérmelo, pero me lo han explicado tantas veces que ya me lo creo. También he visto estas historias por internet o en comentarios por televisión. Yo pienso, ya por el propio sentido común, que debería de haber alguna confirmación por parte de la persona antes de suscribirse, o al menos esta es mi opinión. Yo me cabrería e iría sin dudarlo a por el puto subnormal que me agrega a un grupo sin mi permiso, pero hoy en día esto es normal para las personas. En esta época la gente se hace fotos sin permiso, se publican fotos en redes sociales sin permiso, y la gente hace lo que le da la puta gana, sin pedir permiso a los demás y sin preguntar su opinión o si les gusta o no les gusta. ¡Increíble! La humanidad va hacia su extinción, y yo que me alegro.

Todavía no he terminado de escribir. ¡Vamos a por el tercer punto!

"La gente que sólo habla por WhatsApp"

He visto montones de anuncios de gente buscando trabajo, o que alquilan un piso o una habitación a compartir, por citar los casos más habituales en este país. Hay un teléfono pero no hace falta llamar porque no responde nadie. ¡Es WhatsApp! ¡El teléfono del anuncio es un número para hablar por WhatsApp! ¡La entrevista de trabajo... por WhatsApp! ¡Ver el piso... con fotos por WhatsApp! ¡Hablar de dinero... por WhatsApp! ¡Enviar los datos personales... por WhatsApp!. ¡Y el teléfono es sólo WhatsApp, que no responde nadie nunca! Para mí, en estos casos se pueden meter el piso, el trabajo, la habitación o lo que sea por el culo. Yo nunca jamás me voy a fiar de una persona sin escuchar su voz o sin verle en persona.

En mi opinión personal, para alquilar un piso o una habitación es importante ver el estado en que se encuentra, tocar el piso, ruidos de vecinos, ruidos de la calle, los olores, la comodidad, ver los supermercados, las tiendas cercanas, zonas de aparcar, el tiempo hasta el trabajo, y hablar en persona. Es importante lo que dicen, pero también es muy importante en qué tono lo dicen, cuánto tiempo tardan en responder, y otros aspectos que en muchas ocasiones delata las mentiras.

Lo he comentado en mis conversaciones en persona con la gente, y me responden que ellos o ellas tampoco llaman, y que usan el WhatsApp porque les da pereza llamar, y que sólo llaman si es urgente. ¡Lo he dicho antes! ¡Confirmado! ¡Somos neandertales! ¡Y además, vagos! Yo no voy a quedar con nadie para nada, sea personal o profesional, sin escucharle la voz. ! ¡Vale, sí, ya me imagino que la gente dirá que sí se se escucha la voz! Se enviarán un archivo de audio por WhatsApp! ¡Esto es un desastre!

"Hay gente que me mira asombrada porque no tengo WhatsApp"

Yo siempre comento que no tengo ni instagram ni facebook ni WhatsApp, y me ocurre a menudo, cuando hablo con modelos de los tiempos modernos, que me mirán asombradas. Se les ponen los ojos como si estuvieran viendo un dinosuario, y en su mirada se lee claramente que me están viendo como si fuese un troglodita de la Prehistoria. ¡Ya estoy acostumbrado! No me ofende. Llevo con mucho orgullo y prestigio no haber usado nunca estas estupideces.

Me acuerdo de una chica que le dije que me llamara, y me dijo que no sabía llamar. ¡No me jodas! ¡No sabe poner nueve números y darle a la tecla de llamar, y resulta que el troglodita quiere que sea yo. ¡Será ella la cavernícola! Eso sí, la chica comenzó a explicarme que por instagram y WhatsApp se podía hacer no sé que cosas. Me dijo unas palabras que me sonaron un chapurreo de inglés y ruso y vietnamita, porque no entendí nada, y me dijo que así podíamos hablar. ¡Pero si estamos hablando en persona! ¡Es lo mejor! ¡A tomar por el culo! ¡Paso de perder el tiempo!

"Me impresiona cómo la gente regala su intimidad sin pensar"

Sé la realidad actual. Sé el mundo moderno, pero yo no acabo de entender cómo la gente no se da cuenta de que están destrozando su intimidad de por vida y para la eternidad. Siguen pensando que eso no lo ve nadie, no lo roba nadie, y que cuando ellos o ellas quieran lo borran y ya está solucionado.

Os lo voy a explicar con un ejemplo muy fácil de entender, o eso pienso yo. En vuestro ordenador, cuando borráis un documento, tenéis la papelera, y le hacéis vaciar papelera, pero habéis pensado qué significa eso. No viene ningún camión de la basura, y no se la lleva a ningún vertedero. De todos modos, es vuestro ordenador, y está relativamente controlado, pero imaginaros que esa papelera no está en vuestro ordenador, sino en el ordenador de una tercera persona, en este caso empresa. Decirme si de verdad pensáis que lo ha borrado y no lo ve.

Yo no entiendo esto del WhatsApp, pero también es cierto que no he dedicado ni un segundo a quererlo entender. Si a la gente le gusta, que hablen entre ellos. Son sus teléfonos, pero yo no tengo WhatsApp, no lo he tenido jamás, y no lo tendré jamás. Si quieres hablar conmigo, me llamas. ¡Estoy aquí!.¡ Tengo un teléfono con el que puedo hablar, y puedes llamarme, y podéis estar tranquilos y tranquilas, que hablar no es primitivo, ¡no!.

Si queréis saber cómo es mi teléfono, pues es un teléfono. ¡Simple y fácil! Tiene forma de teléfono, un teclado para marcar números, y un botón con el que puedo llamar y responder. ¡Ya está! ¡Tecnología punta! Me llamas, y si nos intresa a ambos quedamos y hablamos en persona.

Yo me crié sin teléfono móvil. No tuve móvil hasta superados los veinte años, y aquello era un ladrillo, porque pesaba mil horrores. Sin teléfono móvil, me crié en montañas, crucé bosques, jugaba en ríos, estudié, conocí mi pareja, jugaba con mis amigos, íbamos a discotecas, a la playa, y todo lo típico. NO me hizo nunca falta. Lo tenía en casa, y para mí, poder llevarlo encima, es la ventaja que necesitaba. Aplicaciones y todas las demás payasadas de sobras en los teléfonos móviles por mí se pueden ir a tomar por el culo.

Yo soy de hablar en persona, de escuchar el tono de voz cuando me hablas, de mirar a los ojos de la persona que me habla, y de ver su lenguaje corporal. Es cierto que en ocasiones hablo con personas despreciables que son unos auténticos y auténticas subnormales, pero también hablo con personas maravillosas y encantandoras que es un placer conocer, y hablando se descubren cosas fascinantes. Se vive la vida. Esto es la gente. Esto es hablar. Cada día es una aventura, pero es mucho mejor que regalar miles y miles de datos a WhatsApp porsegundo.

Acabaré el artículo diciendo que me olvidaba de un detalle. Tengo correo electrónico. Hay gente que me escribe por correo electrónico. ¡Llamadas, hablar en persona y correo electrónico! ¡Suficiente! Y soy de opiniones firmes e innegociables. No cambio ni cedo ni pruebo ni hago ni una miserable excepción. ¡No! ¡No es no! No tengo WhatsApp, no lo he tenido jamás, no lo tendré jamás, y no lo usaré jamás. Para mí, no existe.

 

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